Ilustraciones para elĀ cuento
El Aburrimiento de GrascoĀ
de Graciela Volzone
El aburrimiento de Grasco es un cuento que narra la historia de un duende que, al estar aburrido, decidiĆ³ robar la felicidad de la gente. Los animales e insectosĀ del bosque, acompaƱados de los cientĆficos SistĆ³lico y DiastĆ³lico que investigan el corazĆ³n de la tierra, deberĆ”n detenerlo.
Grasco, aburrido, busca en la ciudad cĆ³mo entretenerse
La luna llama a una de las luciĆ©rnagas para decirle que hay algo raro con el corazĆ³n de la tierraĀ āāāāāāā
Las luciĆ©rnagas vuelan para buscar a los cientĆficos y preguntarles quĆ© sucede
El aburrimiento de Grasco es un cuento infantil que busca indagar en los sentimientos, en la capacidad de arrepentimiento y en el poder de la comunidad a la hora de organizarse para ayudarse mutuamente.
SistĆ³lico y DiastĆ³lico escuchando el corazĆ³n de la tierraĀ
El diagnĆ³stico: la tierra sufre porque le estĆ”n quitando la felicidad a la gente
Ā”Tenemos que hacer algo!
Las imĆ”genes generadas tienen como centro la generaciĆ³n de un ambiente coherente, centrado en la historia, el diseƱo de los personajes apelando a la personificaciĆ³n como recurso, y el diseƱo de los espacios pensados en un contexto natural.Ā
Los pĆ”jaros de la noche se organizan para descubrir cĆ³mo estĆ”n robando la felicidadĀ
Ā”Le roban la felicidad a la gente mientras duermen y las ponen en frascos!
Buscan a Grasco y confiesa: no sabĆa que estaba daƱando a la tierra Ā”sĆ³lo querĆa jugar!
El diseƱo de Grasco en particular busca referenciar un duende autĆ³ctono, alejado de los estereotipos de duendes auropeos creados por la media. La ropa estĆ” diseƱada con inspiraciĆ³n en prendas tradicionales de la zona de Cuyo.
Grasco fue a buscar los frascos para devolverlos, hay que esperarĀ
Grasco y sus amigos devuelven los frascos
Grasco llama a sus primos para que le ayuden a devolver los sueƱos a la genteĀ
Cuando ilustro cuentos para niƱos lo primero que tengo en cuenta es recordar mi propia niƱez y ver quĆ© me hubiera gustado consumir a mĆ, entendiĆ©ndoles como personas pensantes y con criterios estĆ©ticos propios. No hay que subestimar a las niƱeces.
